Leyenda Indígena Amazónica
ABATIYÚ (Victoria Regia)
Por: Arlés Herrera-CALARCÁ-
La ensoñación mítica ha sido la fuerza creadora de los pueblos para crear bellas narrativas, leyendas, historias fantásticas y cuentos. Los artistas de la palabra nos han permitido con sus fantasías soñar y viajar a donde solo se puede llegar imaginariamente.
La cultura mítica de los pueblos indígenas del Amazonas es sin duda inmensa, de singular belleza, Abatiyú es una muestra de la estética de los contadores de leyendas.
La leyenda no tiene un autor en concreto. Estas nacen de la ensoñación de la comunidad, que reunidos bajo la Maloca y alrededor de una fogata fueron creando hermosas obras de arte con la palabra, Abatiyú, (estrella de las aguas) es una de ellas. Retrocedí en el tiempo e imaginariamente me senté alrededor de la fogata a escuchar la palabra del viejo sabio de la comunidad.
El sabio comienza con con voz pausada y grave: Había aquí en el amazonas una joven indígena de resplandeciente belleza de nombre Nahía, las flores de la selva la envidiaban, tenía la edad del amor en que la alegría juvenil está a flor de piel, canta, danza y siente el deseo de amar y sentirse amada. Ella corretea alegre entre los majestuosos arboles vestidos de orquídeas que el tiempo paciente esculpió durante doscientos, trescientos y mil años.
El corazón de Nahía, rebosaba de alegría cuando veía la luna asomarse tras la montaña, Nahía corría enloquecida, quería alcanzarla para contarle sus amores, pero al llegar a la cumbre de la montaña su desilusión la hacía estallar en llanto al ver que aquella luna estaba allá muy lejos de su alcance. Varias veces sus padres la encontraron bañada en llanto, ella rehusó en contarles el porqué de sus lagrimas.
También dice la leyenda, afirma el sabio, que la luna por la noche pasaba alumbrando los poblados de los indígenas en busca de los rostros mas hermosos de jovencitas, a las cuales las tomaba llevándolas hasta el inmenso firmamento convirtiéndolas en estrellas refulgentes en el inmenso azul de la bóveda celeste.
Los jóvenes de la comunidad soñaban y le declaraban amores Nahía, amores que ella rechazaba, pues su corazón estaba destinado solo para la luna.
Sucedió, que una noche, cuando caminaba por un sendero enmarcado por arboles tachonados de florecillas vió en un inmenso espejo de agua reflejada la imagen de la luna.
Su alegría fue desbordante y sin pensarlo dos veces se lanzó al agua con la idea de que en el fondo de ese espejo de agua estaba el ser que tanto amaba, tenía la esperanza de poder abrazar a quien fuera motivo de sus desvelos. Bajó tanto a las profundidades de aquellas aguas, Nahía pereció ahogada.
La luna sabía de lo mucho que aquella bella joven indígena le había amado. Sintió tanta pena por Nahia, que la rescató, convirtiéndola en el más bello lirio de las aguas, conocida con el nombre de Abatiyú (Victoria Regia). Esta flor de blanquísimos pétalos los abre en las noches para contemplar allá en el inmenso cielo al ser que tanto amó exhalando delicada fragancia propio de los seres que aman.
El nombre original de esta flor en lengua de los nativos es Abatiyú. El de Victoria Regia fue dado por el inglés, Duque Devonshire en honor a la reina Victoria (irrespeto propio de los colonizadores a la cultura de los pueblos nativos).
Una bella narración de amor
La flor Victoria Regia es una bella mujer
Muy buena la serie de artículos sobre los mitos y leyendas, nuestros.
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